Dirigida por Lluís Elías y con música de José Luis Montón, la obra llega al público de la mano de un único actor, el castellano-manchego Antonio Campos, que se mete en el papel de Lázaro adulto y niño, en el de sus familiares y en el de todos y cada uno de los amos que le hicieron pasar grandes penurias al muchacho y que le enseñaron a sobrevivir y le llevaron a ser lo que fue de mayor, según se cuenta en la novela.
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Una puesta en escena minimalista, al más puro estilo de Rafael Álvarez "el Brujo", y con guiños a un lenguaje más de hoy en día que permitía centrarse muy bien en la conocida historia de Lázaro, en los pasajes más sobresalientes de la novela como el del jarro de vino, el de las uvas o el de la longaniza, en su convivencia con el amo ciego, entre otros.
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Tras la representación se abrió un coloquio entre el actor y los alumnos en el que estos pudieron preguntar sus dudas y expresar sus reflexiones sobre lo que habían visto.
Podemos quedarnos con las palabras que dirigió Antonio Campos
a todos los alumnos antes de comenzar la representación: "Disfrutad de lo
que vais a ver hoy y disfrutad, en general, de lo que es ir al teatro, pues
debéis estar muy agradecidos por el privilegio que supone poder realizar esta
actividad, sabiendo que todas vuestras necesidades básicas están cubiertas, ya
que de otra manera no estaríamos aquí hablando de teatro, sino de otras
cosas" (y tuvo un recuerdo para todos aquellos que, en el mundo, se
encuentran en zonas de conflictos).
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