El sábado 30 de septiembre en el Museo Municipal del Pósito Real de Campo de Criptana tuvo lugar la inauguración de la exposición Relaciones del escultor Francisco Arráez, quien ha sido desde 1991 hasta febrero de 2022 profesor de Plástica en el IES Hermógenes Rodríguez de Herencia, donde inevitablemente sus creaciones han dejado su huella imborrable. Ya retirado de la docencia, se dedica ahora a su vocación de toda la vida, a la creación plástica en sus distintas facetas de obra gráfica y escultura.
Hoy aquí, en el Museo de El Pósito de Campo de Criptana, en el Corazón de La Mancha, Francisco José Arráez Lorente, hijo de Aurora y Paco, marido de Beatriz y padre de Esteban y Beatriz, personas imprescindibles en sus creaciones, presenta una parte de su obra, de su vida. Paco Arráez lleva más de 30 años en esta tierra. Varios de los presentes, incluido el Alcalde, hemos compartido vida y obra en el IES Hermógenes Rodríguez de Herencia. Una relación que ha estado marcada por las creaciones de Paco. Desde su llegada a Herencia en 1991 ha aportado su visión artística y ha dejado obras que son historia de la comunidad. Durante esta etapa ha compatibilizado la escultura con el magisterio. Hoy alejado de las aulas vive entregado a su pasión creativa a los pies de la Sierra de Puerto Lápice.
Conocimos a Paco siendo ya un
artista, que había obtenido varios premios provinciales y nacionales de escultura,
que lo llevaron muy joven, incluso antes de terminar la licenciatura en Bellas
Artes, a Canadá. Esa estancia y las relaciones surgidas entonces le permitieron
conocer los entresijos del negocio del arte. Desde sus inicios quiso mantener
su autenticidad artística, expresándose libre de todas las tendencias, ataduras
e intereses comerciales. Paco busca que la obra sea fiel a sí mismo, no vende
su alma de artista. Su deseo de hacer en cada momento lo que quería le llevó a
las aulas, para ser libre.
Paco siempre ha respondido
rápidamente y de manera generosa para intentar llenar el vacío de un grupo o
una comunidad y ha ofrecido su obra, a veces costándole dinero. Tras la pérdida
de Jesús de Haro dejó La Huella en Alcázar de San Juan, un crimen
machista en Herencia llevó a La Mujer Maltratada al Parque de la
localidad, y el deseo de buscar horizonte e identidad educativa generó la
presencia de El Pensador en el Patio del Hermógenes, esta obra de
Paco es la imagen del IES que nos sobrevivirá a todos.
Para Paco la plástica es la vida,
la auténtica vida, es su modo de explicarse, de vivir. Retirado en su
santuario, en su paraíso, necesita tener distancia con el mundo para poder
observarlo mejor, para que su mirada no esté contaminada. Cuando quiere se
acerca a la realidad, pero necesita pensarla en soledad, para después con
perspectiva poder ofrecernos su visión y compartir toda su intimidad
intelectual y artística.
Paco no tiene sólo un estilo, su
mirada es poliédrica, como diversos son sus materiales (madera, hierro, bronce,
metacrilato, mármol, piedra…) Busca decir lo máximo con lo mínimo, sus obras
son conceptistas, tres dedos son una mano. Sus figuras no necesitan los ojos
para que cada una de sus obras tenga una mirada. Los que seguís su obra desde
hace más de 30 años reconocéis su estilo, aunque este no se pueda encasillar y
muestre una rica diversidad.
Utiliza muchos materiales, cambia
de formas y de expresión pero los temas son recurrentes, las preguntas
fundamentales, la relación de lo pequeño con lo grande, de lo personal a lo
general, la relación por asociación del fragmento con el todo. Él vive atento a
lo que pasa en su entorno más cercano y en el mundo, es sensible a la situación
de las mujeres en Irán o a unos olivos centenarios que yacen secos a los pies
de la Sierra de La Bólliga. Es un perfecto observador y un lector de almas,
algo que muy pocos pueden hacer. Su mirada es penetrante y contundente,
analiza, descompone y vuelve a componer su universo con un toque irreverente,
que siempre nos ha sorprendido.
Paco rompe con la visión frontal
de la vida y encuentra su expresión en el interior de lo que vemos y vivimos,
mirar desde otro lado, no desde la cara que todos vemos. Es el búho que todo lo
observa y luego se transforma en la Atenea que elabora su versión de la
realidad.
Carácter introvertido, ajeno
aparentemente a la comunidad, se aleja del ruido y de los escenarios sociales
para tener perspectiva y poder mirar lo que sucede, lo que nos pasa y sacárselo
a la piedra, al mármol o al bronce y dejar una obra imperecedera, que seguirá
hablando cuando ya no estemos.
Gran conversador cuando se
acomoda en su sillón, con su pipa, repasa con alegría todos los elementos de su
entorno. Es una versión elegante del “Homo sum” de Terencio.
Paco tiene mucho respeto por el
espectador, porque es el que completa la obra de verdad, sin el espectador el
artista no es nadie. Para Paco no es necesaria la educación artística de una
persona para que pueda disfrutar de la belleza del arte. Recordamos los dos a
mi padre, hortelano que nunca fue a la escuela, contemplando en su casa un
Cristo yacente hiperrealista y una maternidad y dijo algo que 25 años después
nos sigue sorprendiendo: “me gusta más el Cristo, pero seguro que es mejor
la otra”. Por eso reivindica una mirada libre de prejuicios y limitaciones
que dialogue con la obra que observa y que pueda ampliar, corregir, ratificar o
rechazar la mirada del artista, pero que pueda decir esta obra me gusta, me
conmueve, me interroga, me seduce, me puedo sentar a contemplarla.
El fin fundamental es buscar la
belleza y provocar un me gusta en el espectador, aunque la mirada del artista y
la del que observa la obra se crucen y sientan cosas diferentes, pero tienen el
elemento común de la belleza.
Con que una persona disfrute con
alguna de las obras se siente bien valorado. Su obra es siempre un diálogo
abierto, que sigue vivo con el paso del tiempo, aunque cambie la mirada.
Las obras de Paco me gustan
porque 30 años después siguen hablando y le seguirán hablando a mis hijos. Fue
capaz de darle permanencia a mis padres tras su muerte y hoy en mi salón dicen
más que cualquier fotografía. Hay obras inertes, pero las de Paco muestran una
comunicación permanente y poliédrica. Sus obras tienen alma y siguen creciendo
con nosotros.
“Relaciones” es una
exposición preparada para El Pósito, el espacio y los materiales de esta casa
se convierten en amplificadores para su obra. Es una muestra pensada
especialmente para este lugar. Las obras que habitan hoy El Pósito dialogan
mejor con los espectadores en esta casa. No sabe si esta será su última
exposición en La Mancha, pero sí tenía muy claro que esta la quería tener aquí
en El Pósito de Campo de Criptana. Toda exposición es una pequeña mentira
porque no puede enseñarlo todo, pero es la verdad de Paco, aunque no sea toda
su verdad, ni todo su universo.
Esta exposición es un antídoto a
lo efímero del ser humano, es una manera de detener el tiempo. Nuestras bocas
se habrán cerrado definitivamente y las obras de Paco seguirán hablando, para
decir como el poeta Horacio “non omnis moriar”, porque sabe que
su herencia pervivirá “exegi monumentum aere perennius” (“levanté
una obra más duradera que el bronce”) (Horacio, Odas III, 30, 6-7)
Gracias, Paco, por esta exposición, un acto más de
generosidad con la comunidad, gracias por atreverte a compartir tu intimidad
artística e intelectual. Y por enseñarnos a mirar para que
mejoremos nuestro pensamiento. Bien sabes que la cultura no es un lujo, ni un
objeto decorativo, sino algo tan necesario como el comer.
Es importante que ahora al ver la obra, siguiendo la
recomendación de Paco, lo hagamos de la forma más libre que podamos, como
cuando Arráez la crea. De esta forma haremos ciertas las palabras de Aristóteles
y podremos gozarla. Que la disfruten.
Texto de Manuel José Díaz-Pacheco Galán, profesor del IES Hermógenes Rodríguez
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